viernes, 11 de marzo de 2011

De ilustración


Desde que tomó la Ilustración con el compromiso y el respeto, que le debía tiempo atrás, me encuentro, entre exigencias, personales más que externas… -Ese trazo no es el adecuado, y aquel otro no armoniza con el resto de la composición- pareciera que la mano no sigue más a la mente. ¿Es qué esto ha de ser más libre? o ¿Mejor forzó el trazo a la imagen mental?

La forma se niega, la frustración llega, es más un proceso de aceptación y autoconocimiento que de destreza o creación. Es obligatorio que tu trabajo sea reflejo de ti, no por decisión consciente, pero, así lo es, un botero es un botero, y ¿Qué hay si no quieres mostrarte a los otros?

Un poco o un mucho por temor a ser mal juzgado, ese no avanzar por asegurar el no caer.

Y entonces las luces de fuera encantan, las ilustraciones de otros susurran bajo su lenguaje propio…y quieres conversar.

Tomas de nuevo el lápiz, ese no, mejor el carboncillo, -seguiré el trazo con el estilógrafo-, es que, esa forma es tan parecida a la que hiciera aquel otro, esa otra ya convence, pero, la segunda figura es tan distinta de la primera; El editor dirá que no tienes estilo, tal disparidad no te define; Pero: ¿Cómo no voy a ser yo?, lo he hecho con la misma pasión que la anterior.

Y ahí está la palabra clave, ¡Pasión!, quizá solo sigo idealizados espejismos. Suspiros que me permitan crear, seguro no me identificaré contigo sino sabes de lo que hablo.

Bien podría dibujar, siguiendo tras palos de ciego las órdenes de otros, pero de esa manera sólo logró llamar a otro miedo, mayor aún, ese miedo a perderme en lo gris. No sé, si quiero ir cediendo poco a poco a no ser yo, a amoldarme al sueño de otro con él que ni siquiera concuerdo.

Me quedo pensando, pensando tantas cosas, nada claro. Al final ya nada en la mente.

Vuelvo a tomar el lápiz, la tinta china, el café… Nada.

¿Donde está la forma?, ¿Dónde se esconde?, ¿Para quién dibujo? ¿Qué voz quiero darle?, de nuevo esa música, la añoranza.

Cada ilustrador tiene su razón propia para hacer lo que hace, en su mayoría espero, se trate de un acto de pasión, de un gusto real por lo que se hace; Para mí, se trata de una de esas cosas que me reconcilian con la vida. Por eso le debo tanto, por eso me exijo tanto.

No es solo pintar, es dar una interpretación de tu mundo, un cúmulo de “frases” visuales que definen lo que hay en tu mente, algo tan revelador, tan personal. Como un libro que se muestra a la libre interpretación de todo aquel al que llegue tu trabajo.

Mi compromiso sigue, una revolución interna para darles una respuesta externa.

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